domingo, 7 de marzo de 2010

¡Viva Chile, mierda!



De esta manera titulaba hace un par de días un artículo de la edición impresa del diario El País, en el que se describe parte de la idiosincracia chilena, algunas de las características de los chilenos así como las diferentes miradas que países vecinos y no tanto tienen de Chile, su pueblo, su desarrollo económico y liderazgo latinoamericano, y mediante este folklorismo tan típico de mi país, quisiera expresar mi alegría y reconocimiento por el éxito alcanzado por la teletón "Chile ayuda a Chile" para reunir fondos para apoyar a los damnificados del terremoto ocurrido la madrugada del 27 de febrero a las 3:34 hrs.
Sin lugar a dudas, los últimos ocho días en Chile sean probablemente los más convulsionados de las últimas décadas de su historia: un terremoto de 8,8 grados, un posterior tsunami, terribles escenas de saqueos, asaltos e incendio de supermercados, numerosas descoordinaciones y errores de las autoridades para distribuir las ayudas a los damnificados, corrección al número de víctimas, y un largo etc. que han puesto en tela de juicio la capacidad del país y sus dirigentes para salir adelante de tan apocalíptica situación.
Especialmente los saqueos y el vandalismo ocurridos a menos de 24 horas de ocurrida la catástrofe han mostrado las peores imágenes de la especie humana, y que han obligado al Gobierno a enviar al Ejército a las zonas afectadas para controlar los desmanes, escenas que para muchos son evidencia de las fracturas sociales existentes en Chile como resultado de la desigualdad en la distribución de la riqueza, algo que en lo personal no justifica la delincuencia y las acciones deplorables de personas sin escrúpulos y que son repudiados por la mayoría de la población según las encuestas, situación que incluso se ha traducido en que muchos recuperen la sensatez pérdida devolviendo los alimentos, electrodomésticos y demás artículos saqueados.
Por todo ello, nunca fue más adhoc el dicho "la esperanza es lo último que se pierde" y en las últimas 27 horas se ha desarrollado en Chile una teletón, casi una marca registrada chilena por una actividad similar que reúne fondos para los niños discapacitados, y que en esta oportunidad fue organizada para reunir 15 mil millones de pesos (20 millones de euros aprox.) para ir en ayuda de los damnificados, especialmente para la compra de vivienda de emergencia, cifra que ha sido duplicada superando los 30 mil millones de pesos.
Más allá de la importancia de los recursos conseguidos, aportados tanto por personas anónimas que individualmente acudieron al banco a entregar su aporte, así como las donaciones de diversas empresas que permitieron duplicar la meta, me quedo también con el mensaje de optimismo y esperanza que esta actividad entrega a tanta gente que está sufriendo la pérdida de sus seres queridos, de sus bienes materiales que en muchos casos ha significado años de esfuerzo y que necesitan de un mensaje positivo que les ayude a seguir adelante, algo que en las últimas 48 horas nos ayudan a recuperar la fé en la tan desgastada "solidaridad de los chilenos", por todo ello: ¡Viva Chile, mierda!.


6 comentarios:

Peter (globalizado y colonizado) dijo...

Me parece genial el artículo y muy consistente. Una voz de esperanza frente a tanto desastre. Yo coincido en la idea de la fragmentación social, pero no para justificar las acciones, sino para establecer un punto de inflexión entre la lógica que nos caracteriza como chilenos a todos, no solo (ni mucho menos) a los saqueadores y ladrones, que por lo general tendemos a poner en una marginalidad, como si no fuera de nuestra competencia. Yo pienso que estas personas no son "esencialmente malas personas", sino que en definitiva operan dentro de una cierta lógica social que legitima determinadas prácticas. Así también, por ejemplo, a raíz de la salida de los militares a la calle. Mucha gente solicita la puesta de orden y luego la repudia, al producirse algún acontecimiento en que algún militar utiliza "fuerza excesiva". Los medios luego se encargan de transformarlo en un evento de "violación a los derechos fundamentales". Y luego aparece la posición mucho más radical de otros que señalan que la alternativa es "pitearse un flaite". No digo que ni lo uno ni lo otro esté mal (no me parece que sea parte de un discurso moral), sino que destaco la manera en que operamos... es digno de analizarlo y no olvidar, ya que nuestra memoria histórica y política es muy pero muy frágil... En cualquier caso, los efectos de la solidaridad son tremendos y lo aplaudo, ya que las personas, en este momento, necesitan ayuda básica para poder ponerse de pie nuevamente. Un abrazo Richie!!!

Ricardo Gaete Quezada dijo...

Gracias Peter, 100% de acuerdo contigo, es más los estafadores, delincuentes y saqueadores no son exclusividad de quienes tienen menos riqueza, muy por el contrario también los hay de terno y corbata, sino basta con mirar lo que ha pasado en este terremoto con algunas constructoras, sólo por dar un ejemplo, saludos.

Miguel dijo...

Visto desde la distancia, porque vosotros aunque esteis lejos lo sentis bien cerca, no creo que sea cuestión de juzgar la capacidad de un país, sino más bien la capacidad humana.

Está claro que no es lo mismo un terremoto en Haití que en Chile pero no creo que la diferencia estribe en la incompetencia de Haití frente a la competencia de Chile, o de la incompetencia de Chile frente a la competencia de ¿Alemania?, ¿EEUU?

Aprovechar estas situaciones para sentirnos mejor con nostros mismos pensando que si ocurriese en(ponga aquí su potencia del primer mundo preferida) todo sería distinto es la misma situación que ocurre cuando explicamos que alguien haya matado a sus hijos y pareja con una cuchara de madera porque en la infancia su padre era alcohólico.

El genero humano tiene de todo, gente buena y gente mala y ante todo gente que sobrevive.

Con las leyes tratamos que sobrevivir no conlleve asesinatos y robos, pero intrínsecamente esto sigue así ( no hay más que ver la situación de la mayoría de los países del mundo) y cuando sugre la excusa y la oportunidad que otorga la debilidad, aquellos más "salvajes" lo aprovechan.

Justificar moralmente esto en un padre alcohólico o en una incapacidad del sistema es mi opinión una venda en los ojos para no replantearnos nuestra verdadera naturaleza.

Ricardo Gaete Quezada dijo...

Totalmente de acuerdo con que el genero humano es muy diverso y hay de todo, por eso juzgar a un país o una comunidad por unos pocos es absolutamente injusto.
La verdad es que las catástrofes naturales dejan al desnudo hasta a los más poderosos, sino basta con recordar el huracán Katrina y lo complicado que fue para EE.UU., incluso sus efectos se ven hasta hoy. Recordar las nevadas en Diciembre acá en Europa, cuantos aeropuertos y carreteras cerradas por unas cuantas horas de nieve y el lío que se armó aquella vez, de todo hay en la viña del señor........

Miguel dijo...

Si claro, pero más que eso. La automcomplacencia es lo peor. Debemos asimilar que hay cosas que se nos escapan, no justificarlas en que un país no está preparado.

Los hombres, todavía, no dominamos al planeta aunque lo tapemos con incompetencia es incapacidad.

Ricardo Gaete Quezada dijo...

Nada más cierto y bien dicho, pero te olvidas de un pequeño detalle: sin polémica y críticas destructivas la prensa no vende.

Además, la naturaleza nos recuerda cada cierto tiempo lo mal que lo estamos haciendo, y allí la raza human es incapaz como muy bien dices.

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