Hace un par de meses atrás preguntaba a través del blog que tenía de malo el Plan Bolonia, algo que al parecer ha comenzado a responderse el día de ayer en la Conferencia Ministerial Europea sobre el proceso de Bolonia, celebrada en Budapest y a la cual también asistieron representantes de la Asociación europea de estudiantes para manifestar sus demandas acerca de este proceso, y al juicio de El País han salido victoriosos de dicha reunión.
De acuerdo con el mencionado periódico los Ministros reconocen en su declaración conjunta que existen cuestiones que no se han desarrollado o explicado muy bien, lo que ha encontrado como respuesta las protestas y movilizaciones de los estudiantes en diversos países de Europa.
Estos problemas de sensibilización y comunicación que se encuentran asociados al Plan Bolonia se traducen en la expresión de diversos temores y críticas hacia el mismo, relacionados con la mercantilización de la educación superior, encarecimiento de los aranceles o tasas académicas, nuevos métodos docentes, modificación de los requisitos de ingreso a las universidades, y finalmente entre tantas ideas nadie sabe lo que realmente Bolonia es o pretende.
Cabe recordar que la educación superior en Europa posee un carácter de servicio público y financiación mediante asignación de fondos públicos, donde la existencia y participación de universidades privadas co-existe de manera suplementaria, lo que sin lugar a dudas otorga un contexto propicio para implementar un cambio tan profundo como el que pretende el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) bajo el liderazgo político de la Unión Europea.
La génesis de este proceso de convergencia de los sistemas de educación superior europeos, se gesta a partir de la declaración de La Sorbona (1998) suscrito inicialmente sólo por Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, no obstante se considera a la Declaración de Bolonia (1999) como la fundacional de este proceso, dado que allí se fijan las bases esenciales del actual proceso, declaración que además fue suscrita por 30 Estados europeos. Sucesivamente se han suscrito otras declaraciones complementarias desde entonces, lo que ha permitido incorporar a este proceso hasta 47 Estados.
Sin embargo, el modelo de integración de la educación superior europea propuesto a través del EEES, posee un fuerte compromiso ideológico de los niveles políticos más importantes de la Unión Europea, por lo que se trata de un proceso que no ha sido impulsado desde las universidades, dado que éstas solo son consideradas como un agente operativo en el proceso, por lo que existen dudas respecto de la capacidad real de aplicación práctica de este proceso, especialmente a la hora de homogeneizar los grados así como respecto de la formación de investigación.
Las incertidumbres que genera el proceso de integración de la educación superior europea planteado por Bolonia, se relacionan entre otros aspectos con la transformación de las universidades europeas en corporaciones burocráticas trasnacionales de la Unión Europea o el excesivo énfasis en transformar a Europa en una Región competitiva en el mercado de la educación superior frente a los Estados Unidos, lo que en definitiva puede desvirtuar la esencia y misión fundamental de las universidades, especialmente en cuanto a su papel social y sistemas internos.
Cabe recordar que la educación superior en Europa posee un carácter de servicio público y financiación mediante asignación de fondos públicos, donde la existencia y participación de universidades privadas co-existe de manera suplementaria, lo que sin lugar a dudas otorga un contexto propicio para implementar un cambio tan profundo como el que pretende el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) bajo el liderazgo político de la Unión Europea.
La génesis de este proceso de convergencia de los sistemas de educación superior europeos, se gesta a partir de la declaración de La Sorbona (1998) suscrito inicialmente sólo por Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, no obstante se considera a la Declaración de Bolonia (1999) como la fundacional de este proceso, dado que allí se fijan las bases esenciales del actual proceso, declaración que además fue suscrita por 30 Estados europeos. Sucesivamente se han suscrito otras declaraciones complementarias desde entonces, lo que ha permitido incorporar a este proceso hasta 47 Estados.
Sin embargo, el modelo de integración de la educación superior europea propuesto a través del EEES, posee un fuerte compromiso ideológico de los niveles políticos más importantes de la Unión Europea, por lo que se trata de un proceso que no ha sido impulsado desde las universidades, dado que éstas solo son consideradas como un agente operativo en el proceso, por lo que existen dudas respecto de la capacidad real de aplicación práctica de este proceso, especialmente a la hora de homogeneizar los grados así como respecto de la formación de investigación.
Las incertidumbres que genera el proceso de integración de la educación superior europea planteado por Bolonia, se relacionan entre otros aspectos con la transformación de las universidades europeas en corporaciones burocráticas trasnacionales de la Unión Europea o el excesivo énfasis en transformar a Europa en una Región competitiva en el mercado de la educación superior frente a los Estados Unidos, lo que en definitiva puede desvirtuar la esencia y misión fundamental de las universidades, especialmente en cuanto a su papel social y sistemas internos.
Pero explicaciones más, opiniones menos, sin lugar a dudas que la incertidumbre y la falta de información han transformado al Plan Bolonia en la Torre de Babel del siglo XXI, por lo que les dejo este video, que alguna vez mi amigo Miguel me enviara para compartir algo acerca de Bolonia y sus bemoles.
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