lunes, 15 de noviembre de 2010

La universidad como agente de transformación social.

Actutalmente, las universidades no sólo deben desarrollar esfuerzos relacionados con la docencia, la investigación y la extensión universitaria, sino que además deben procurar generar impactos positivos en el desarrollo económico y social de las zonas geográficas donde se encuentran insertan, surgiendo como un eje de estudio importante los aspectos relacionados con la educación para el desarrollo y la universidad.
En ese escenario de cambios sociales, de acuerdo con Alejandra Boni (2006:101) el desarrollo de nuevos modelos de universidades mejor sensibilizadas con las necesidades de la sociedad, debiera expresarse en la existencia y desarrollo de instituciones de educación superior “orientadas al desarrollo humano no tiene porque ser reproductora sino transformadora, entendiendo por transformación el impulso de cambios sustanciales en las instituciones sociales, en la política y en la economía, con importantes implicaciones para las relaciones entre grupos sociales y clases, y para la manera de crear riqueza, estatus y poder”.
Entre las características de una universidad transformadora que esta autora señala se encuentran:
• Bien público: relacionado con la existencia de niveles suficientes de financiación pública que garanticen que la educación superior y la investigación sean accesibles para todas las personas, y no sólo para quienes puede pagar el costo de los estudios universitarios. En ningún caso significa renunciar a los recursos privados.
• Universal: realizar todos los esfuerzos posibles para eliminar los impedimentos sociales, económicos y culturales para el acceso a la universidad que puedan tener los grupos más desfavorecidos, intentando llegar al mayor número de personas posibles.
• Autónoma: Respecto de los poderes públicos, de los intereses económicos, mediáticos, religiosos y culturales, que permitan una plena libertad para cuestionar y criticar todos aquellos aspectos que estén relacionados con el desarrollo humano y que no están correctos o funcionando adecuadamente, siempre ejerciendo dicha autonomía dentro de los márgenes de la responsabilidad social de la universidad.
• Pertinencia social: desarrollo de una orientación al largo plazo desde la perspectiva de las necesidades de la sociedad, no sólo relacionadas con aspectos inmediatos relativos a la satisfacción del mercado laboral, sino que orientados a problemas sociales complejos como la erradicación de la pobreza, el deterioro del medio ambiente o el analfabetismo por ejemplo.
• Calidad integral: relacionada con la evaluación del impacto humano de la universidad, focalizada en el impacto de la institución universitaria en la expansión de las funciones y capacidades de todos los miembros de la comunidad universitaria (alumnos, profesores y personal de administración y servicios) y las de aquellos influidos por la actividad de la universidad: empresas, tercer sector, instituciones públicas y privadas.
De acuerdo con los planteamientos de la OCDE (2008), un aspecto clave para la adecuada contribución de las instituciones de educación superior para impactar positivamente en el desarrollo humano y social, se encuentra relacionado con sus aportaciones a la sustentabilidad con la cual dicho desarrollo debiera alcanzarse, tanto en el interior de las universidad en cada una de sus funciones principales (docencia, investigación, extensión y gestión) mediante la aplicación de una serie de buenas prácticas sustentables, así como externamente en su colaboración con las entidades locales y los gobiernos regionales y nacionales, para el desarrollo de acciones y políticas vinculadas con el desarrollo sustentable.
En complemento con lo anterior, de acuerdo con un estudio realizado por la Global University Network for Innovation (GUNI) en el 2008, se consulto a una serie de expertos y profesionales vinculados con la educación superior acerca de las razones por las cuales las universidades deben contribuir al desarrollo humano y social, destacando dos aspectos principalmente:
• La educación superior debe formar además de buenos profesionales, personas y ciudadanos capaces de participar activamente en las diferentes esferas de la sociedad (social, económica, cultural, política, etc.)
• La educación superior tiene la obligación, como uno de sus objetivos centrales, contribuir al desarrollo humano y social, a través de la interacción pertinente y comprometida con su entorno.
De esta manera, el modelo de universidad transformadora recoge como uno de sus principales desafíos el desarrollar los procesos de universalización de la educación superior, reconociendo a la formación universitaria como un bien público al cual tienen derecho acceder todas las personas como parte de su desarrollo humano, en la perspectiva de lo que Max-Neef (1994) plantea como desarrollo a escala humana, estableciendo que se debe considerar a la persona-sujeto, buscando el mayor empoderamiento y desarrollo endógeno de los individuos, por lo que el modelo de universidad transformadora se aleja de los planteamientos de que la educación superior de concentrarse exclusivamente en el crecimiento económico de las personas.

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