Luego de varios meses de trabajo, revisión de varias decenas de libros, revistas, comunicaciones a Congresos y asistencia a seminarios, puedo identificar algunos elementos que considero relevantes para investigar los aspectos relacionados con el concepto de responsabilidad social.
En primer lugar, debido a la influencia de diversas corrientes de carácter económico, político, social o filosófico (Freeman, 1984; Carroll, 1999; Melé, 2007) que han marcado el análisis de este concepto a lo largo de su historia, hacen más complejo determinar el origen exacto del mismo.
Actualmente, encontramos diversas interpretaciones de este concepto, siendo a nuestro juicio las más acertadas aquellas que lo relacionan con el estudio de la relación de la organización y la sociedad, tal y como plantea Lozano (1999:95) quién señala que se relaciona con “la necesidad de pensar de manera adecuada las relaciones entre empresa y sociedad, y la legitimación social de la empresa”, lo que se encontraría relacionado con el análisis y estudio del significado de la actividad empresarial respecto de la calidad de vida de los individuos que se relacionan con ella.
Sin embargo, una de las problemáticas habituales a las que se debe hacer frente al analizar el concepto de responsabilidad social es la multiplicidad de definiciones e interpretaciones existentes relacionadas con dicho término (Shocker & Sethi, 1973; Sethi, 1975; Carroll, 1979; Lozano, 1999; Marrewijk, 2003; Dahlsrud, 2008; Lozano, 2009; Valor & Hurtado, 2009).
Basándonos en la investigación de Dahlsrud (2008) quien compara 37 definiciones de responsabilidad social corporativa, respecto de cinco dimensiones específicas de análisis (stakeholders, social, medioambiental, económica y voluntaria), concluye que la mayoría de las definiciones existentes son congruentes en un alto grado, pero que el problema que enfrentan dichos enunciados, se relaciona con las formas en las cuales este concepto es construido socialmente en contextos específicos, lo que se traduce en que las personas se refieren al concepto de responsabilidad social de manera diferente, para evitar compromisos productivos en su sector respectivo.
Además, muchos términos son utilizados como sinónimos que apuntan al análisis de aspectos propios de la relación entre la sociedad y los negocios, entre los que aparecen la responsabilidad social corporativa, la capacidad de respuesta social de los negocios, el rendimiento social de la empresas, la ética empresarial y de los negocios (Jones, 1996; Wartick, 2002; Sison, 2008), terminología que finalmente apunta al análisis de la reputación corporativa relativa a aspectos tales como la identidad, la imagen, el prestigio, la buena voluntad entre otros.
Esta situación en muchas ocasiones es aprovechada por los críticos de la responsabilidad social, para señalar que se trata de un concepto ambiguo, sin nociones claras de cómo incorporarlo a la gestión organizacional y fundamentalmente, asociándolo con una moda de carácter pasajera, que no tiene mayor relevancia e impacto en el quehacer corporativo.
Sin embargo, la discusión conceptual acerca de la responsabilidad social y su nomenclatura aun no está finalizada, ya que en ocasiones se acompaña del adjetivo “empresarial”, “corporativo”, u “organizacional”, para señalar el tipo de organización y sector en el que se aplica, resultando conveniente parafrasear a Lozano et al (2007:43) quienes señalan al respecto que “en cierta medida es estéril, y que por ello quizá sería mejor avanzar planteando cuestiones más concretas”, para señalar el camino por donde debieran transitar las investigaciones y discusiones acerca del concepto de responsabilidad social.
De acuerdo con Morrós & Vidal (2005:26) el debate acerca de la nomenclatura relacionada con la responsabilidad social aun se encuentra muy vigente, señalando que “los comportamientos responsables deben ser desarrollados tanto por cada uno de los ciudadanos como por cada una de las organizaciones que actúan, independientemente de la fórmula jurídica […] la palabra empresa pertenece más a la cultura latina y la palabra corporación a la tradición anglosajona”, para referirse a la discusión respecto de la responsabilidad social empresarial o corporativa.
Otra de las cuestiones que comúnmente suele “enturbiar” el análisis del concepto de responsabilidad social, es la mirada filantrópica que en ocasiones le afecta, tanto por su uso homólogo como por encontrarse habitualmente asociada con los orígenes del concepto, pero que actualmente no debe ni puede ser entendida ni traducida en acciones caritativas o filantrópicas (Lozano, 1999; Torres, 2006; Setó, 2007) sino que debe ser expresada como una nueva actitud de las organizaciones hacia el entorno social, sus necesidades, objetivos y problemáticas.
En relación con el aspecto filantrópico, Peloza & Falkenberg (2009) en su investigación acerca del papel de la colaboración en el logro de los objetivos de responsabilidad social corporativa, específicamente de la eficacia de las colaboraciones filantrópicas entre la empresa y las ONGs, concluyen que las posibilidades de disfrutar mayores beneficios por parte de los donantes es mayor, si las acciones filantrópicas se orientan más a la transferencia de conocimientos especializados, acceso a conocimientos estratégicos y recursos en especie, que si sólo se buscan resultados de carácter asistencial para los beneficiarios.
Finalmente, según Valor & Rúa (2007:165) los ejes alrededor de los cuales debe girar la nueva actitud de la organización hacia su entorno social, relacionada con la responsabilidad social son fundamentalmente tres: (1) facilitar la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones organizacionales que los afectan; (2) detección y satisfacción de aquellas preocupaciones sociales relacionadas con la actividad de la organización; y (3) recabar la evaluación de las partes interesadas respecto del desempeño organizacional en las distintas dimensiones de la responsabilidad social, como parte de su rendición de cuentas.
En primer lugar, debido a la influencia de diversas corrientes de carácter económico, político, social o filosófico (Freeman, 1984; Carroll, 1999; Melé, 2007) que han marcado el análisis de este concepto a lo largo de su historia, hacen más complejo determinar el origen exacto del mismo.
Actualmente, encontramos diversas interpretaciones de este concepto, siendo a nuestro juicio las más acertadas aquellas que lo relacionan con el estudio de la relación de la organización y la sociedad, tal y como plantea Lozano (1999:95) quién señala que se relaciona con “la necesidad de pensar de manera adecuada las relaciones entre empresa y sociedad, y la legitimación social de la empresa”, lo que se encontraría relacionado con el análisis y estudio del significado de la actividad empresarial respecto de la calidad de vida de los individuos que se relacionan con ella.
Sin embargo, una de las problemáticas habituales a las que se debe hacer frente al analizar el concepto de responsabilidad social es la multiplicidad de definiciones e interpretaciones existentes relacionadas con dicho término (Shocker & Sethi, 1973; Sethi, 1975; Carroll, 1979; Lozano, 1999; Marrewijk, 2003; Dahlsrud, 2008; Lozano, 2009; Valor & Hurtado, 2009).
Basándonos en la investigación de Dahlsrud (2008) quien compara 37 definiciones de responsabilidad social corporativa, respecto de cinco dimensiones específicas de análisis (stakeholders, social, medioambiental, económica y voluntaria), concluye que la mayoría de las definiciones existentes son congruentes en un alto grado, pero que el problema que enfrentan dichos enunciados, se relaciona con las formas en las cuales este concepto es construido socialmente en contextos específicos, lo que se traduce en que las personas se refieren al concepto de responsabilidad social de manera diferente, para evitar compromisos productivos en su sector respectivo.
Además, muchos términos son utilizados como sinónimos que apuntan al análisis de aspectos propios de la relación entre la sociedad y los negocios, entre los que aparecen la responsabilidad social corporativa, la capacidad de respuesta social de los negocios, el rendimiento social de la empresas, la ética empresarial y de los negocios (Jones, 1996; Wartick, 2002; Sison, 2008), terminología que finalmente apunta al análisis de la reputación corporativa relativa a aspectos tales como la identidad, la imagen, el prestigio, la buena voluntad entre otros.
Esta situación en muchas ocasiones es aprovechada por los críticos de la responsabilidad social, para señalar que se trata de un concepto ambiguo, sin nociones claras de cómo incorporarlo a la gestión organizacional y fundamentalmente, asociándolo con una moda de carácter pasajera, que no tiene mayor relevancia e impacto en el quehacer corporativo.
Sin embargo, la discusión conceptual acerca de la responsabilidad social y su nomenclatura aun no está finalizada, ya que en ocasiones se acompaña del adjetivo “empresarial”, “corporativo”, u “organizacional”, para señalar el tipo de organización y sector en el que se aplica, resultando conveniente parafrasear a Lozano et al (2007:43) quienes señalan al respecto que “en cierta medida es estéril, y que por ello quizá sería mejor avanzar planteando cuestiones más concretas”, para señalar el camino por donde debieran transitar las investigaciones y discusiones acerca del concepto de responsabilidad social.
De acuerdo con Morrós & Vidal (2005:26) el debate acerca de la nomenclatura relacionada con la responsabilidad social aun se encuentra muy vigente, señalando que “los comportamientos responsables deben ser desarrollados tanto por cada uno de los ciudadanos como por cada una de las organizaciones que actúan, independientemente de la fórmula jurídica […] la palabra empresa pertenece más a la cultura latina y la palabra corporación a la tradición anglosajona”, para referirse a la discusión respecto de la responsabilidad social empresarial o corporativa.
Otra de las cuestiones que comúnmente suele “enturbiar” el análisis del concepto de responsabilidad social, es la mirada filantrópica que en ocasiones le afecta, tanto por su uso homólogo como por encontrarse habitualmente asociada con los orígenes del concepto, pero que actualmente no debe ni puede ser entendida ni traducida en acciones caritativas o filantrópicas (Lozano, 1999; Torres, 2006; Setó, 2007) sino que debe ser expresada como una nueva actitud de las organizaciones hacia el entorno social, sus necesidades, objetivos y problemáticas.
En relación con el aspecto filantrópico, Peloza & Falkenberg (2009) en su investigación acerca del papel de la colaboración en el logro de los objetivos de responsabilidad social corporativa, específicamente de la eficacia de las colaboraciones filantrópicas entre la empresa y las ONGs, concluyen que las posibilidades de disfrutar mayores beneficios por parte de los donantes es mayor, si las acciones filantrópicas se orientan más a la transferencia de conocimientos especializados, acceso a conocimientos estratégicos y recursos en especie, que si sólo se buscan resultados de carácter asistencial para los beneficiarios.
Finalmente, según Valor & Rúa (2007:165) los ejes alrededor de los cuales debe girar la nueva actitud de la organización hacia su entorno social, relacionada con la responsabilidad social son fundamentalmente tres: (1) facilitar la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones organizacionales que los afectan; (2) detección y satisfacción de aquellas preocupaciones sociales relacionadas con la actividad de la organización; y (3) recabar la evaluación de las partes interesadas respecto del desempeño organizacional en las distintas dimensiones de la responsabilidad social, como parte de su rendición de cuentas.
4 comentarios:
Estoy haciendo una maestría en Dirección de Instituciones educativas y, para la tesis, elegí investigar acerca de las competencias que deben desarrollar los directivos para liderar un colegio que icorpore la responsabilidad social. Buscando información encontré este blog. Si bien es cierto que mi trabajo no se ocupa del nivel universitario, las publicaciones encontradas son de gran utilidad. Mil gracias por facilitar el acceso a tanta información.
De nada estimada Lucía, la idea del blog es justamente compartir la mayor cantidad de información posible sobre la responsabilidad social. Éxito en tu investigación.
Excelente aporte, estoy desarrollando mi tesis doctoral sobre RSU y definitivamente su blog me ha aportado y guiado mucho, quisiera saber si está interesado en participar en un proyecto de investigación sobre RSU en Ecuador.
Estimada Evelyn, junto con saludarla me alegro que el blog sea de utilidad para su investigación. Claro que estoy interesado en colaborar con su proyecto de investigación, puede contactarme a mi correo electrónico: rigavimon@yahoo.com
Publicar un comentario