No está claro aun exactamente cuando comienza a desarrollarse este concepto, para algunos es de forma reciente a partir de los escándalos corporativos de empresas tales como Enron, Exxon y otras cuantas, especialmente en EE.UU., pero para otros el origen del concepto es de más larga data.
De acuerdo con Etcheverry (2005:497-498) el término responsabilidad social “es originario del mundo anglosajón y ha estado en uso desde los años 60, pero solamente durante la década pasada ha ganado importancia extraordinaria dentro del ambiente intelectual dominado por discusiones y crítica sobre las consecuencias sociales relacionadas con la globalización”.
Para David Murillo (2007:208) la génesis de la responsabilidad social se remonta a los años cincuenta del siglo XX, identificando dos maneras distintas de entender el modelo de economía de mercado como las razones que han originado la preocupación por el comportamiento socialmente responsable de las empresas: “por un lado Estados Unidos con un sistema económico menos intervencionista pero donde la necesidad de dar unas pautas de conducta ética a las grandes empresas ya se hizo evidente y por el otro lado el bloque europeo con un modelo de interrelación entre empresa y sociedad más estrecho pero que también ha sufrido crisis importantes”.
Sin embargo, Camacho et al (2005: 29) ubican los inicios del concepto de responsabilidad social a comienzos del siglo XX aproximadamente por el año 1920, donde este concepto “se entendía como filantropía empresarial o como acción caritativa con un tono demasiado paternalista”, destacado que ciertas prácticas como la caridad o la beneficencia no son negativas en sí mismas, pero que de alguna manera podrían prestarse para confusión de un comportamiento socialmente responsable basado solamente en este tipo de prácticas, como legitimadoras por otro lado de un ineficiente cumplimiento de las funciones esenciales de cada organización descritas en su misión institucional.
Finalmente, Stoner et al (1996: 109) señalan que más de un siglo ha transcurrido desde que en 1899 Andrew Carnegie estableciera en ese momento en su libro “El evangelio de la riqueza” (The gospel of wealth) lo que hoy se consideraría como uno de los primeros pasos del concepto de responsabilidad social, basado en los principios de caridad y custodia, desarrollando una marcada actividad benéfica de la empresa, lo que más tarde le otorgaría el reconocimiento internacional como uno de los filántropos más importantes del mundo.
Con mayores o menores coincidencias, dada la actual crisis económica y financiera mundial, no parece ser tan importante cuál es el origen de este concepto, sino más bien si será capaz de lograr en el corto plazo que las organizaciones empresariales y de cualquier tipo, se relacionen con la sociedad de una manera más transparente y cuidadosa de los efectos que provocan sus acciones.
De acuerdo con Etcheverry (2005:497-498) el término responsabilidad social “es originario del mundo anglosajón y ha estado en uso desde los años 60, pero solamente durante la década pasada ha ganado importancia extraordinaria dentro del ambiente intelectual dominado por discusiones y crítica sobre las consecuencias sociales relacionadas con la globalización”.
Para David Murillo (2007:208) la génesis de la responsabilidad social se remonta a los años cincuenta del siglo XX, identificando dos maneras distintas de entender el modelo de economía de mercado como las razones que han originado la preocupación por el comportamiento socialmente responsable de las empresas: “por un lado Estados Unidos con un sistema económico menos intervencionista pero donde la necesidad de dar unas pautas de conducta ética a las grandes empresas ya se hizo evidente y por el otro lado el bloque europeo con un modelo de interrelación entre empresa y sociedad más estrecho pero que también ha sufrido crisis importantes”.
Sin embargo, Camacho et al (2005: 29) ubican los inicios del concepto de responsabilidad social a comienzos del siglo XX aproximadamente por el año 1920, donde este concepto “se entendía como filantropía empresarial o como acción caritativa con un tono demasiado paternalista”, destacado que ciertas prácticas como la caridad o la beneficencia no son negativas en sí mismas, pero que de alguna manera podrían prestarse para confusión de un comportamiento socialmente responsable basado solamente en este tipo de prácticas, como legitimadoras por otro lado de un ineficiente cumplimiento de las funciones esenciales de cada organización descritas en su misión institucional.
Finalmente, Stoner et al (1996: 109) señalan que más de un siglo ha transcurrido desde que en 1899 Andrew Carnegie estableciera en ese momento en su libro “El evangelio de la riqueza” (The gospel of wealth) lo que hoy se consideraría como uno de los primeros pasos del concepto de responsabilidad social, basado en los principios de caridad y custodia, desarrollando una marcada actividad benéfica de la empresa, lo que más tarde le otorgaría el reconocimiento internacional como uno de los filántropos más importantes del mundo.
Con mayores o menores coincidencias, dada la actual crisis económica y financiera mundial, no parece ser tan importante cuál es el origen de este concepto, sino más bien si será capaz de lograr en el corto plazo que las organizaciones empresariales y de cualquier tipo, se relacionen con la sociedad de una manera más transparente y cuidadosa de los efectos que provocan sus acciones.
Bibliografía
- Camacho, I., Fernández, J., Miralles, J. (2005) “Ética de la empresa”, 3ª edición Serie Ética de las profesiones Desclée & Unijes Bilbao España.
- Etcheverry, Raúl (2005) “Corporate Social Responsibility”, Penn State International Law Review, Vol. 23, Nº3, Winter, p. 493 – 505.
- Murillo, David (2007) “La RSE. Por qué, cómo y hacia donde” p. 203-216. En R. Alcoberro (coord.) “Ética, Economía y Empresa”, Gedisa Editorial, Barcelona España.
- Stoner, James (1996) “Administración”, Editorial Prentice Hall.
4 comentarios:
Personalmente creo que empresa y caridad son antagonistas. Puede funcionar de modo anecdótica pero una empresa nunca colaborará de forma suficiente sólo por caridad.
La gallina de los huevos de oro esta en descubrir como una empresa puede colaborar con la sociedad sacando además un beneficio, aunque este sea de forma indirecta o distinto a lo entendido generalmente por beneficio.
Totalmente de acuerdo, personalmente pienso que el concepto de responsabilidad social se relaciona de manera muy periférica con la caridad, casi de forma residual.
El verdadero comportamiento socialmente responsable de las organizaciones se encuentra en su capacidad de distribuir los beneficios directos e indirectos que genera entre todos sus interesados lo más equitativamente posible.
Si, y esta se estudia en la teoría como el ideal. "Aportar a todos los stakeholders el máximo valor posible". Pero claro, choca con la realidad.
Eso es muy cierto, pero falta una segunda parte..."de acuerdo con la contribución realizada al funcionamiento de la organización". Aquí es donde se produce uno de los mayores desequilibrios frente a los stakeholders, especialmente respecto del medio ambiente, ya que nunca se le retorna ni la mínima parte de lo que se le afecta.
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