Neptuno es el planeta más alejado dentro del sistema solar de acuerdo con la Unión Astronómica Internacional, aunque en este caso lo utilice como una analogía para graficar la importante distancia o alejamiento que existe entre las universidades y la sociedad en general, las empresas en particular y en ocasiones con el propio Estado, sin querer negar con ello de que existen universidades que se han dado cuenta de esta situación y están realizando esfuerzos importantes e implementando estrategias muy acertadas para disminuir este distanciamiento.
Las universidades neptunianas se caracterizan habitualmente por anteponer la autonomía y la libertad académica como el manto sagrado que las cubre ante cualquier tipo de crítica o asomo de queja respecto de su quehacer, haciendo oídos sordos y la vista gorda ante los constantes llamados de autoridades, empresarios y la sociedad en general para vincular su quehacer por ejemplo con las necesidades de innovación y emprendimiento que pudiera demandar el desarrollo de una nación o un sector productivo específico en el mediano y largo plazo.
Asimismo, las universidades neptunianas prestan muy poca o ninguna atención a las crecientes críticas de los titulados y sus familias respecto de los cada vez más frecuentes problemas y dificultades para insertarse en el mundo laboral, argumentando que no son responsables de tal situación por que lo suyo es la producción y transferencia de conocimiento y la formación profesional, pero que la creación de puestos de trabajo y la contratación de sus titulados es problema del Gobierno o las empresas y no suyo. Ni hablar de incorporar los requerimientos de las empresas a los planes de estudio, o aumentar el número de prácticas, eso es demasiado terrestre.
Otra de las características de las universidades habitantes de Neptuno es que consideran inaceptable e innecesaria la participación en la toma de sus decisiones de cualquier otro grupo interno o externo, que no sean los directivos universitarios o el claustro académico de la institución, avalados por la autonomía y la libertad académica antes señaladas, debiendo realizar grandes esfuerzos para ajustar su funcionamiento a las crecientes demandas de la sociedad por mayor transparencia, acceso a la información y la rendición de cuentas de sus procesos y funcionamiento en general.
De igual manera, las universidades neptunianas normalmente no muestran especial interés por dialogar con otros actores importantes en su funcionamiento interno tales como estudiantes y personal administrativo, no existe una especial preocupación por la igualdad de género en la distribución de los cargos con poder de decisión y no se muestran particularmente sensibles por adaptar sus instalaciones, procesos y programas para acoger una diversidad mayor de estudiantes o funcionarios, donde se incluyan personas discapacitadas o adultos mayores.
Finalmente, las universidades de Neptuno consideran extraño e increíble que se les plantee la posibilidad de aplicar a su quehacer aspectos relacionados con el concepto de responsabilidad social, argumentando que ellas no son empresas sino que instituciones de educación superior, por lo tanto se encuentran exentas de cualquier cuestionamiento respecto del comportamiento que puedan estar teniendo, frente a los cada vez más frecuentes llamados de la sociedad para visitar el planeta Tierra y enterarse de una vez por todas que tienen un importante rol que cumplir en relación con las necesidades y problemáticas sociales, y que no basta con publicar los resultados de sus investigaciones en Revistas Científicas de corriente principal o cumplir con los parámetros de calidad exigidos por la Comisión Nacional de Acreditación a los nuevos planes de estudios, para autocongratularse con el habitual "en hora buena, estamos cumpliendo con nuestra misión".
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