lunes, 2 de marzo de 2009

La responsabilidad social de las Universidades.

Según la UNESCO (1998:3) los procesos de cambio social expresados en la mundialización de la economía y el desarrollo tecnológico, le otorgarían un papel muy importante a la producción y difusión del conocimiento, razón por la cual “desde la perspectiva de la comunidad universitaria estas tendencias le asignan una responsabilidad cada vez mayor en materia de formación, investigación, estudio y asesoría y servicios de orientación, transferencia de tecnología y educación permanente”.
Una perspectiva interesante para el análisis del concepto de responsabilidad social en el ámbito de las instituciones de educación superior es la que ofrece el autor Noam Chomsky (2002:116), quién plantea que dicha responsabilidad se encontraría asociada con la idea de desempeñar “una función liberadora y subversiva que permita a la sociedad discriminar si las actuales instituciones de orden, autoridad y dominio son útiles en términos de los derechos y necesidades humanas fundamentales”.
Lamentablemente, como lo plantea el mismo autor, las Universidades en la actualidad insertas en un sistema de poder y dominio, se encuentran obligadas a legitimar el actual orden mundial independientemente si dicho ordenamiento es útil o no para los derechos y necesidades de la sociedad, fundamentalmente por que las Universidades serían “económicamente parasitarias” porque dependen del apoyo externo para poder desarrollar sus principales funciones.
Lo anterior, de acuerdo con Chomsky (2002:118) pondría en peligro el adecuado desarrollo de un comportamiento socialmente responsable por parte de las universidades, debido a que dependerían en exceso de la obtención de recursos económicos de fuentes externas tanto públicas como privadas para poder funcionar, despreocupándose por cumplir eficientemente con un rol más crítico y propositivo para mejorar las falencias del actual sistema económico, político y social, preocupándose mayormente por no afectar los intereses de las entidades de las cuales reciben financiamiento antes que cumplir con el mencionado rol.
Esto debido a que las Universidades estarían quedando “un tanto prisioneras” de las instancias de las cuáles obtienen financiamiento en la actualidad, por lo cual no pueden ejercer este rol descrito por Chomsky hacia quiénes los financian, fundamentalmente por temor a perder los recursos económicos que necesitan para poder funcionar, generándose esta especie de dilema ético señalado anteriormente y que se traduce en que las Universidades tampoco pueden cumplir con su propia responsabilidad social.
El escenario descrito anteriormente plantea fuertes desafíos y contradicciones para el trabajo que puedan desarrollar las instituciones de educación superior en el siglo XXI, debido especialmente al aumento de la demanda por estudios de nivel superior como consecuencia de la sociedad del conocimiento, pero condicionado por la disminución de los recursos económicos a los cuales pueden tener acceso principalmente del Estado, debiendo desarrollar estrategias que se orienten más a conseguir el autofinanciamiento mediante el cobro de aranceles cada vez más elevados a sus estudiantes.
De esta manera, el desafío al que se enfrentan las instituciones de educación superior pareciera ser bastante complejo: desarrollar sus actividades bajo criterios dentro de lo que se ha denominado como la mercantilización de la educación superior, con el propósito de obtener los recursos económicos que les permitan asegurar su autofinanciamiento y a la vez, aplicar un conjunto de valores y principios que les permitan alcanzar un comportamiento socialmente responsable en el desarrollo de sus actividades académicas, mediante un rol reflexivo, crítico y propositivo respecto del desarrollo mundial. ¿será eso posible?
Bibliografía
  • Chomsky, N. et al (2002). Los límites de la globalización, Editorial Ariel, Barcelona España.
  • UNESCO (1998) “Autonomía, responsabilidad social y libertad académica”, VII Conferencia Mundial de Educación, Paris Francia.
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