lunes, 31 de mayo de 2010

Universidad de padres para que los niños sepan ser felices.

De esta forma titula un artículo el diario ABC en el que da cuenta de este proyecto innovador, que busca ofrecer una alternativa online a los padres para apoyarles en el complejo proceso de proporcionar valores a los niños, especialmente en una sociedad tan compleja y cada vez más desintengrada como en la que actualmente vivimos, en donde la familia como imagen social más tradicional ha sufrido importantes cambios en los últimos años, expresada en cuestiones tales como la redefinición del trabajo doméstico, la conciliación trabajo y familia, o el desarrollo de nuevos modelos familiares.
El proyecto de universidad de padres, se desarrolla en base a un modelo pedagógico denominado "Educación para el talento" y es impulsado por el filósofo y escritor José Antonio Marina como una forma de apoyar el desarrollo intelectual, afectivo y moral de los niños, proporcionando a los padres las herramientas necesarias para apoyar la educación de sus hijos en dichos ámbitos.
Así, la Universidad de Padres se declara como una Fundación sin fines de lucro que pretende poner a disposición de los padres y madres los conocimientos e información necesaria para que puedan educar a sus hijos, para lo cual desarrolla cursos online de 10 meses de duración distribuyendo a los alumnos en función de la edad de los hijos.
Actualmente, esta Fundación se encuentra en proceso de matrícula para curso 2010/2011 y cada curso tiene un costo de 100 euros, para lo cual los interesados deben registrarse primeramente en el sitio web de la universidad, y los interesados pueden acceder en el sitio a un demo del campus virtual una vez registrados.
Las iniciativas que buscan apoyar online a los padres en el proceso de educar a sus hijos también tiene otras formas de expresión, como por ejemplo las iniciativas que promueven la educación de los menores en casa por sus propios padres, como el caso de la propuesta de "colegio virtual" que desarrolla el sitio chileno Yo Aprendo, que asesora a las familias en la creación de un hogar-escuela.
De esta manera, la formación, la educación y la familia se funden en un triángulo clave para el asentamiento de bases más sólidas para el desarrollo presente y futuro de la sociedad, en donde nuestros hijos jugarán un papel fundamental.


Leer más...

sábado, 29 de mayo de 2010

La culpa de todo lo tienen los ranking universitarios: ¿el vaso medio lleno o medio vacío?

El diario El País publica hoy un artículo de la Rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona Ana Ripoll Aracil, respecto de la importancia para las universidades españolas de preocuparse por los rankings internacionales de las universidades.
En el mencionado artículo, su autora además de "echarles un poco de tierra" a la importancia de los rankings internacionales, afirma que las universidades españolas no se encuentran bien posicionados en ellos, especialmente si se compara con las escuelas de negocios españolas que si figuran bien ubicadas en sus rankings.
Además destaca los aspectos positivos del sistema universitario español, que básicamente se resumen en: (1) creación de universidades por todo el territorio español, favoreciendo que los estudiantes estudien cerca de casa para hacer frente a un sistema de becas deficiente; y (2) democratizar la educación superior en España.
Sin embargo, la aludida Rectora deja un par de perlas en su artículo que merecen la pena comentar, expresadas en recetas para mejorar la competitividad internacional de las universidades españolas y por ende su ubicación en los rankings menospreciados anteriormente por ella misma: (1) concentrar el talento en la universidades con buena conexión con el entorno económico y social; y (2) otorgar financiación adecuada a las universidades que ya despuntan en España.
De esta manera, respecto de los rankings internacionales a los cuales apunta la aludida Rectora sólo puede comentar una cosa: "las mejores universidades siempre repiten en los diferentes rankings, del tipo que sean éstos y tomen en consideración las variables que sean siempre están las mismas", por algo será.
En cuanto a las propuestas que se realizan en este artículo para mejorar la competitividad del sistema universitario español, inmediatamente me viene a la mente algo que aprendí preparando mi Trabajo de Investigación Tutelado (TRIT), "el efecto Mateo" propuesto por el sociólogo Robert K. Merton, aplicado en el ámbito de la investigación científica basado en el discípulo de Jesucristo quien fuera recaudador y que manifestaba que “al rico se le dará y al pobre se le quitará aun más”, para describir mediante esta analogía lo relacionado con la acumulación de reconocimientos por las contribuciones científicas por parte de los investigadores de mayor reputación y trayectoria, pero aplicado ahora a las universidades más destacadas a las cuales segín Ripoll debieran tener prioridad de financiamiento para mejorar su competitividad internacional, en desmedro del resto.
De concretarse tales propuestas, probablemente una de las cuestiones que de inmediato se verían afectadas es justamente la democratización de la eduacación superior a la cual la propia Rectora alude, dado que existirán unas pocas universidades de primera, muy competitivas a las que sólo algunos podrán asistir, mientras que la inmensa mayoría tendrá que conformarse con lo que deja la ola.
Leer más...

lunes, 24 de mayo de 2010

La responsabilidad social desde la perspectiva de Milton Friedman.

En anteriores entradas hemos analizado algunos aspectos relevantes de la historia de la responsabilidad social, relacionados con la Filantropía o los aportes de Howard Bowen como el padre de la responsabilidad social empresarial, como un necesario paso previo relevante en nuestra tarea de analizar y sistematizar un concepto de responsabilidad social universitaria bien sustentado teóricamente, dada la innegable influencia y conexión entre ambos enfoques.
Así, resulta relevante analizar los planteamientos de Milton Friedman, un reconocido economista liberal y Premio Nobel de Economía en 1976, quien hace casi cuatro décadas se refirió a la responsabilidad social en uno de sus artículos publicado en 1970 en el New York Times.
En concreto, Friedman (1970) señala que la “única” responsabilidad social de los gerentes es aumentar al máximo las utilidades obtenidas por la empresa para sus accionistas, destacando además que el comportamiento socialmente responsable es más propio de las personas que de las organizaciones. Es tal el impacto que tienen los planteamientos de Friedman en relación con el debate acerca de la responsabilidad social, que Carroll (1979) lo identifica como el punto de partida de esta discusión conceptual, especialmente respecto de su capacidad de revolucionar los cimientos de la economía de libre mercado en los EE.UU., mientras que Lee (2008) reconoce sus postulados como la objeción más prominente contra la responsabilidad social.
Sin embargo, esta postura dogmática desarrollada por Friedman respecto de la responsabilidad social le ha generado diversas críticas (Mulligan, 1986; Litzinger & Schaefer, 1987; Bowie, 1991; Grant, 1991; Frederick, 1994; Lee & McKenzie, 1994; Lozano, 1999; Ostas, 2001; McAleer, 2003; Gallagher, 2005; Torres, 2006; Cosans, 2009) debido a que se consideran demasiado superficiales y en ocasiones contradictorios los argumentos planteados por este autor, especialmente en cuanto a que las empresas sólo operan en términos económicos, a lo que Kliksberg (2009) al analizar los planteamientos de Milton Friedman les denomina como “la empresa narcisista”.
A pesar de ello, no todas son críticas para los planteamientos de Friedman y por ejemplo Porter & Kramer (2003) al analizar “la oscuridad” que rodea a la filantropía empresarial destacan que él fue el primero en referirse con claridad y precisión a este tema, destacando como aporte el que señalara abiertamente que las contribuciones benéficas debían realizarlas las personas, ya sea accionistas, empleados, gerentes, y no la organización. Otros autores (Drucker, 1984; Coelho et al, 2003) hacen una importante defensa y reconocimiento al aporte de la perspectiva fiduciaria desarrollada por Milton Friedman, en la cual los gerentes de las empresas tienen el deber de cuidar las ganancias de los accionistas de sus corporaciones.
A su vez, Bowie (1991) se refiere a los planteamientos de Friedman como una postura neoclásica, que argumenta que las organizaciones empresariales no poseen los recursos suficientes para solucionar las problemáticas sociales, señalando que una empresa que trata de lograr esto es una “Madre Teresa Institucional” y que la presión competitiva del resto de las organizaciones empresariales hará imposible tal situación, aún cuando deben desarrollar su quehacer cuidando no provocar perjuicios mediante el respeto a un mínimo moral, así como los derechos individuales y la justicia.
De esta manera, Friedman a pesar de considerar que el análisis del concepto de responsabilidad social se destaca por su “soltura y análisis poco riguroso”, señala que un primer paso para clarificar la doctrina de la responsabilidad social pasa por preguntarse ¿quién tiene la responsabilidad?, lo que en opinión de Friedman no puede recaer en la empresa sino en las personas, aun cuando reitera que los ejecutivos tienen por principal responsabilidad el gestionar a la empresa de conformidad con los deseos de sus empleadores, pero ese mismo ejecutivo a nivel personal tiene todo el derecho y la libertad de asumir las responsabilidades que desee, acorde con su conciencia, sentimientos o valores.
Asimismo, Milton Friedman en su análisis concentra a nivel individual todo tipo de posibilidades para que las personas puedan comprometerse con acciones relacionadas con la responsabilidad social en las cuales decidan invertir sus propios recursos, aclarando de manera categórica que no se puede pretender en el caso de los gerentes de las organizaciones que realicen acciones de responsabilidad social con los recursos de otros actores, especialmente de los accionistas o dueños de la empresa, ya que al actuar en el plano individual el gerente actúa como principal y no como agente al servicio de los intereses de los dueños de la empresa.






Leer más...

sábado, 22 de mayo de 2010

Huelga de estudiantes en la Universidad de Puerto Rico: la globalización del tijeretazo a la educación superior.

El New York Times dedicaba un artículo hace un par de días para dar cuenta del movimiento estudiantil que mantiene tomada desde hace un mes la Universidad de Puerto Rico compuesta por 11 campus y más de 62 mil estudiantes, que está teniendo diversos efectos académicos, sociales y políticos en dicho país.
La protesta estudiantil se debe a los importantes recortes presupuestarios que dicha institución de educación superior ha sufrido debido a la disminución de los recursos entregados por el Estado, y que le ha llevado a efectuar numerosas disminuciones en gastos considerados importantes no sólo por los estudiantes sino también por los funcionarios, y que de acuerdo a los voceros de este movimiento afectará especialmente a los estudiantes con menos recursos, catalogando el tijeretazo como una discriminación y marginación social razón por lo cual mantienen activa la huelga.
Además, los dirigentes del movimiento estudiantil también denunciaron que la policía el fin de semana pasado impidió que se ingresaran provisiones, comida y agua como una medida de presión para que se deponga la toma de la universidad por parte de los estudiantes.
De esta manera, los tijeretazos a los presupuestos relacionados con la ciencia y la educación superior en España y Reino Unido que hemos reseñados en anteriores entradas en este blog, se han extendido al sistema norteamericano al cual pertenece la Universidad de Puerto Rico, en una nueva expresión de los efectos de la crisis financiera y económica que nos ha afectado en los últimos dos años, y que actualmente mantiene a los Estados de todo el mundo "quebrándose la cabeza" para efectuar cuantiosos recortes a los presupuestos públicos.
Uno de mis grandes temores en relación con estos recortes presupuestarios tan drásticos y dramáticos que se avisoran en el horizonte en muchas partes del mundo, especialmente en los países mediterráneos de Europa, es que se aceleren a nivel mundial los procesos de privatización de la educación superior, un fantasma que hace rato ronda en el sistema universitario mundial.
Sin embargo, los movimientos estudiantiles en la universidad han sido un factor clave en su desarrollo histórico desde la época medieval hasta nuestros días, siendo especialmente importante en la era actual de los sistemas universitarios el movimiento estudiantil de 1968, especialmente en México que con sus imágenes y testimonios de la impactante inhumanidad con el que fue desarticulado por el Gobierno mexicano de la época, fueron la punta de lanza que provocaron importantes cambios en la educación superior a nivel mundial.
Por ello mi simpatía y deseos de éxito en la consecución de sus demandas al movimiento estudiantil puertorriqueño, les dejo una de mis canciones favoritas de su paisano Calle 13.



Leer más...

jueves, 20 de mayo de 2010

Las universidades británicas evalúan ingresar al mercado de valores.

¿Se imagina usted un IBEX-University donde la bolsa cotiza los rendimientos financieros de las principales universidades españolas?. Seguramente no, pero en algo muy parecido están pensando un grupo de universidades británicas para resolver sus problemas de financiamiento, ante la cada vez más creciente disminución de los aportes del Estado a dichas instituciones, según da cuenta hoy The Guardian.
En términos generales, la idea es que las universidades pertenecientes al Grupo Russell que integran las universidades británicas de elite tales como Oxford y Cambridge, mediante la emisión de bonos obtengan en los mercados financieros una gran cantidad de millones de libras para poder costear los cada vez más crecientes presupuestos institucionales y cubrir los abultados déficit que poseen acutalmente para poder seguir funcionando.
De esta forma, la idea es racudar dinero por anticipado para las universidades sin poner más presión sobre las alicaídas finanzas del gobierno británico, obteniendo los recursos a través de préstamos de muy largo plazo (30 a 50 años) con tasas de interés que rondarían el 6% y que serían respaldados con la emisión de bonos que se cotizarían en los mercados financieros "evaluando la calidad y reputación" de cada universidad, imitando de esta manera lo que ya sucede con algunas de las más prestigiosas universidades norteamericanas tales como Harvard y Princeton, según plantea el artículo.
De acuerdo con la misma fuente, los bonos emitidos en razón a dichos préstamos podrían ser comercializados a los propios estudiantes de cada universidad poniéndoles una presión adicional sumadas a las altas tasas y precios que los estudiantes británicos deben pagar por sus estudios.
Así vistas las cosas, vale la pena preguntarse ¿Qué sucedería si la universidad cotizara en bolsa?, algo inimaginable hasta hace algunos años pero que hoy se transforma en una idea recurrente, hecha realidad en los EE.UU. y que al parecer en Europa piensan imitar.
En lo personal, pienso que es una manifestación más de la penetración del mercado en la universidad, o sea la "mercantilización de la educación superior" que en otras latitus tiene como expresión el rápido crecimiento de las universidades privadas, el cobro de altas tasas o aranceles a los estudiantes para poder estudiar, venta de servicios universitarios, la apertura de numerosas sedes o la creación de las denominadas universidades corporativas por parte de diversas empresas multinacionales.
Asimismo, sigo creyendo en que el rol de la universidad debe reflejarse entre otras cuestiones en la consideración de la educación superior como bien público, donde el Estado proporcione los recursos necesarios para financiar los estudios de quienes poseen menos recursos y donde la misión de la universidad debiera estar relaciona con una permanente actitud crítica, reflexiva y propositiva respecto del adecuado desarrollo de la sociedad y no estar más preocupada de los rendimientos obtenidos en la bolsa.
Leer más...

martes, 18 de mayo de 2010

Convalidación de la experiencia laboral en el desarrollo de una carrera universitaria en España: ¿se avecina una tormenta?

Los cambios que exige el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) para su implementación en los sistemas universitarios de la Unión Europea no se detienen, y ahora según el diario El País corresponde el turno de reglamentar un aspecto que se encuentra aparcado desde el 2007 en el sistema universitario español: la convalidación o reconocimiento de la experiencia laboral de hasta un 15% en los planes de estudios de las nuevas titulaciones y Máster en España.
De acuerdo con dicha fuente, el Ministerio de Educación se encuentra preparando un Real Decreto para hacer operativo lo dispuesto en la ley que establece el desarrollo de un Marco Español de cualificaciones para la Educación Superior, que a su vez se sustenta en la Declaración de Bergen (2005) y los Descriptores de Dublín que establecen el Marco Europeo de Cualificaciones.
El reconocimiento de la experiencia laboral adquirida implica que cualquier persona matriculada en una titulación o máster en el sistema de educación superior español (enseñanza universitaria; enseñanzas artísticas superiores; formación profesional de grado superior; enseñanzas profesionales de artes plásticas y diseño de grados superior; y las enseñanzas deportivas de grado superior) que posean conocimientos como resultado de su experiencia laboral o estudios previos podrán solicitar se les convalide dicho aprendizaje en su plan de estuidos.
Además de los aspectos propiamente legales y administrativos, la discusión en torno a esta temática se relaciona con dos grandes aspectos: (1) El porcentaje de reconocimiento de la experiencia laboral en el avance curricular, para algunos 15% es muy poco debido a que en otros países se acerca al 100%; y (2) el impacto que esta medida tendrá al interior de las universidades y sus ya de por sí complejas culturas organizacionales.
Respecto de esto último, resulta difícil no reflexionar respecto del impacto que tendrá este tipo de cambios para aquel catedrático implacable que transformaba su asignatura en el "cuello de botella" de la carrera, donde su inexpugnable examen de fin de curso impedía el avance académico de decenas de estudiantes, verá ahora como mediante estos mecanismos pierde el control y la hegemonía curricular.
Más allá de la sátira, debiera ser importante considerar la calidad de la formación proporcionada por las universidades y el sistema universitario en general al momento de analizar estos temas, no sólo en cuanto a los ya manoseados rankings universitarios, sino que especialmente en una faceta que la universidad ha ido perdiendo en los últimos años: la formación de ciudadanos reflexivos, críticos, responsables y comprometidos con el desarrollo de la sociedad, más allá de la habitual "titulitis" dado que para el desarrollo de competencias técnicas no existe ningún lugar mejor para adquirirlas que el propio lugar de trabajo, siendo menos relevante la sala de clases y los exámenes del catedrático al cual aludiamos anteriormente.
Leer más...

jueves, 13 de mayo de 2010

El aprendizaje servicio como expresión de la responsabilidad social universitaria.

Una de las manifestaciones más claramente reconocidas del quehacer de las universidades se encuentra asociada a la docencia universitaria, razón por la cual resulta muy relevante analizar enfoques que logren vincular los procesos de formación profesional con la responsabilidad social universitaria, que permitan a la universidad desarrollar su misión institucional de manera socialmente responsable.
De esta manera, diferentes autores (Gronski & Pigg, 2000; Hervani & Helms, 2004; Boyle, 2007; Martínez, 2008; Naval, 2008; Nieves, 2008; Newman, 2008) coinciden en destacar que los procesos de formación basados en modalidades de aprendizaje servicio favorecen directamente la preparación de los estudiantes, para que se inserten en la sociedad como ciudadanos responsables y a la vez contribuyan al desarrollo sustentable de la misma en una clara expresión de beneficio mutuo, más allá de la simple adquisición de competencias profesionales para su futura inserción laboral como principal resultado de su paso por las aulas universitarias.
Según Nieves (2008:29-38), el actual contexto del quehacer universitario debe enfrentarse con culturas institucionales que proponen desarrollar la misión de la universidad basándose en diferentes modelos:

1. Tradicional: el propósito principal es la producción y transmisión de una ciencia pura exenta de intereses, aséptica, neutral y un fin en sí misma, donde el conocimiento no se vincula con el mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad. Además, la universidad se caracteriza por la híper especialización y donde los destinatarios primarios de la producción científica son los miembros de la propia comunidad académica.
2. Mercantilizado: la universidad debido a su necesidad de autofinanciarse, se orienta a satisfacer la demanda del mercado sobre los procesos de producción y difusión del conocimiento. La venta de servicios obliga a la universidad a relegar a un rol secundario a la docencia, en beneficio de la investigación y la extensión que articulan la producción del conocimiento con las demandas provenientes del mercado bajo una lógica económica, pero sin mayor relevancia social para los sectores con mayores necesidades.
3. Integrado: se busca equilibrar las misiones universitarias de docencia, investigación y extensión a través de un modelo institucional donde confluyen aprendizaje y compromiso social y simultáneamente la excelencia académica y la responsabilidad social universitaria, donde participan estudiantes y docentes mediante iniciativas sociales que funden las tres misiones de la universidad, que permite además que ésta se sienta integrada a la comunidad donde está instalada, donde se aprende, investiga, se asocia y se resuelven las problemáticas sociales.

En este contexto, la propuesta de aprendizaje servicio se transforma en una alternativa interesante para el desarrollo de competencias y valores relacionados con la responsabilidad social, siempre en un contexto académico tal y como señala Martínez (2008:21), quien reconoce el aporte de esta modalidad de formación universitaria, la cual no debe ser confundida con la prestación de servicios voluntarios, por lo que debe tener relevancia y reconocimiento académico dentro de la formación de los estudiantes, lo que debe traducirse tanto en aprendizajes para los estudiantes así como en el mejoramiento de la calidad de vida y la inclusión social de las personas que son beneficiarias, por lo que define al aprendizaje servicio como:

“propuestas de trabajo cooperativo y/o colaborativo que, utilizando el lenguaje y los conocimientos de las disciplinas que conforman el plan docente de una titulación, desarrollan en el estudiante competencias orientadas a una mejor comprensión de la realidad social, económica, medioambiental, mediática, cultural y personal que afectan a los miembros de una comunidad, con voluntad de transformación social y contribuyendo a incrementar el bienestar de las personas y el nivel de inclusión social”.

De acuerdo con Nieves (2008) los procesos de aprendizaje servicio poseen tres rasgos fundamentales que los distinguen: (1) el protagonismo estudiantil en todas las fases del proceso; (2) desarrollo de actividades que permiten la transformación social y el co-protagonismo tanto de estudiantes como de las personas de la comunidad; y (3) vinculación intencionada de las prácticas de servicio solidario con los contenidos de aprendizaje y/o investigación incluidos en el currículum. De esta manera, nuevamente basándonos en Martínez (2008), es posible resumir en 4 los beneficios de la implementación de procesos de aprendizaje servicio en las universidades:

• Son una innovación docente que debe formar parte del modelo formativo de la Universidad porque permite a los estudiantes construir su aprendizaje en un contexto de necesidades reales del entorno, el cual intenta mejorar contribuyendo a la formación de ciudadanos más competentes.
• Facilitan el aprendizaje de competencias debido a que las propuestas de aprendizaje servicio combinan tanto los aprendizajes de contenidos como el entrenamiento necesario en contexto sociales reales.
• Permiten aprender a aprender y a emprender mediante nuevas reflexiones, sensibilidades y conocimientos que faciliten a los nuevos profesionales establecer relaciones y compromisos personales, cívicos, éticos, sociales u organizativos.
• Propician espacios para la formación en valores, de aprendizaje ético y de ciudadanía activa en ámbitos tales como los contenidos curriculares, relación entre estudiantes y profesores, formas de organización social de las tareas de aprendizaje, la cultura participativa e institucional y la implicación comunitaria del aprendizaje académico.

Así, podemos afirmar que los procesos de aprendizaje servicio se transforman en una muy buena instancia para fortalecer la implantación de la responsabilidad social en las universidades, especialmente desde la perspectiva del fortalecimiento de valores y capacidades ciudadanas y sensibilidad social en los miembros de la comunidad universitaria, así como de una mejor valoración e integración de los habitantes de la comunidad local respecto del quehacer universitario.
Sin embargo, una clave importante de estos procesos de aprendizaje servicio estará justamente en considerar a la comunidad local como un socio estratégico, y no solamente en un rol pasivo como beneficiario de los proyectos sociales desarrollados por la universidad, en donde se intente consensuar tanto los intereses académicos como las problemáticas sociales en el diseño de los proyectos de aprendizaje servicio, que permitan a la vez construir una comunidad de aprendizaje.

Leer más...

lunes, 3 de mayo de 2010

Las universidades se deciden a salir del armario.

Una de las características distintivas de las universidades como organización es su tendencia a mantener un conjunto de tradiciones por largo tiempo, muchas de ellas que provienen desde sus orígenes hace casi 900 años, situación que las transforma en organizaciones poco proclives a los cambios y que muchas veces la introducción de reformas son resistidas ferreamente por sus integrantes.
Sin embargo, tal y como señalara El País hace unos días, las universidades de EE.UU. se han decidido abiertamente "a salir del armario" en la búsqueda de reclutar alumnos de los colectivos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales para que postulen a alguna de las miles de vacantes ofrecidas por el sistema universitario norteamericano, identificándolos como un segmento importante dentro de sus estrategias de marketing e incluso mostrando su disposición para adaptar sus procesos, instalaciones, actividades académicas o a su personal para recibir estudiantes de dichos grupos.
Asimismo, se menciona a la ONG Campus Pride como una entidad que viene desarrollando desde hace casi una década un importante trabajo, en materia de tolerencia a la diversidad en cuanto orientación sexual dentro las instituciones de educación superior en los EE.UU., donde por ejemplo ponen a disposición de los internautas un buscador para identificar a las universidades que se presentan como más receptivas o "amistosas" frente a los colectivos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales que desean ingresar a una universidad.
A nivel europeo, el Instituto Europeo para la Gestión de la Diversidad se aboca a apoyar a las empresas para la implementación de estrategias que les permitan gestionar adecuadamente las diferencias de género, raza, religión, discapacidad, edad, nacionalidad o cultura, sólo como algunos ejemplos de los ámbitos en donde es importante considerar las diferencias que pueden existir entre las personas dentro de una organización, las que deben ser gestionadas con criterios de inclusión, igualdad y especialmente respeto y tolerancia.
De esta manera, la gestión de la diversidad es una temática fundamental a la hora de analizar el comportamiento socialmente responsable de las organizaciones en general, por lo que aparece como muy saludable que sean las universidades, específicamente las norteamericanas las que den un paso hacia adelante para contribuir a la tolerencia y el respeto de la diferencia dentro de sus campus, eso sí siempre y cuando efectivamente los esfuerzos realizados por dichas universidades vayan más allá del simple interés por completar una vacante únicamente, mediante estrategias de marketing que no se encuentran para nada sustentadas en políticas reales y concretas en materia de gestión de la diversidad.
Leer más...

domingo, 2 de mayo de 2010

Los orígenes de la responsabilidad social 2ª parte: Los aportes de Howard R. Bowen.

Uno de los temas que ha adquirido especial relevancia en el desarrollo del marco teórico de mi tesis doctoral, se encuentra relacionado con el análisis de los orígenes de la responsabilidad social, para intentar comprender e identificar las raíces de lo que actualmente se entiende por este difuso y debatido concepto.
En una anterior entrada, he comentado las relaciones existentes con la filantropía en los orígenes de la responsabilidad social a comienzos del siglo pasado como expresión de la relación entre los negocios y la sociedad, por lo que ahora nos abocaremos al análisis de las bases de la siguiente etapa histórica de este concepto: el rol de los hombres de negocios.
Antes de comenzar, resulta importante señalar que de acuerdo con Windsor (2001) es posible identificar una “Era Progresiva” en los orígenes del concepto de responsabilidad social, que comprende desde los planteamientos de Adam Smith hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, resumiendo en tres las posturas que planteaban las bases de la responsabilidad de las empresas frente a la sociedad en esta etapa: a) La filantropía; b) La coacción legal; y c) La conducta moral.
Sin embargo según diversos investigadores, la época en la que mayoritariamente se fijan las bases de la etapa moderna del concepto de responsabilidad social, se establece en la década del cincuenta del siglo pasado, a partir de los planteamientos de Howard R. Bowen en 1953 publicados en su libro “Social responsibilities of the businessman” (Carroll, 1979; Spencer & Butler, 1987; Wood & Cochran, 1992; Windsor, 2001; Rodríguez, 2003; Garriga & Melé, 2004; Hill & Cassill, 2004; Marens, 2004; Tencati, 2004; Secchi, 2007; Acquier & Aggeri, 2008; Lee, 2008; Maak, 2008; Marens, 2008; Sison, 2008 & 2009).
De esta manera, Bowen (1953:6) establece en su libro las primeras nociones de la relación entre la empresa y la sociedad en la cual la organización empresarial se encuentra inserta, desde la perspectiva de las decisiones que toman los hombres de negocios y los criterios y valores que utilizan para desarrollar dichos procesos, definiendo a la responsabilidad social como “las obligaciones de los empresarios para impulsar políticas corporativas para tomar decisiones o para seguir líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”.
En la definición anterior, encontramos a nuestro juicio uno de los aspectos centrales del concepto de responsabilidad social de cualquier organización, no sólo de una empresa, relativo a la incorporación de aspectos o intereses sociales en las metas y resultados que la institución desea alcanzar, que se encuentren relacionados con los aportes y contribuciones que cada organización puede realizar a la solución de las problemáticas y necesidades de la sociedad.
Igualmente, Bowen (1953) señala que la doctrina de la responsabilidad social se refiere a la idea de que su aceptación voluntaria por parte de los empresarios en el largo plazo, puede repercutir en una disminución de los problemas económicos y una mayor posibilidad de alcanzar los objetivos que en este ámbito son planteados por una sociedad determinada, y donde las empresas juegan un papel preponderante en su consecución.
Un aspecto final que me interesa destacar del trabajo de Bowen, se relaciona con una serie de propuestas que permitirían aumentar la capacidad de respuesta de la gestión empresarial a los intereses sociales, muchas de la cuales medio siglo más tarde han cobrado plena realidad y vigencia:
a) Cambiar la composición de los consejos de administración, facilitando la incorporación de los puntos de vistas de otras partes interesadas además de los accionistas.
b) Una mayor representación del punto de vista social en la gestión, especialmente teniendo en cuenta que esta instancia es mucho eficaz en las decisiones de una empresa que el propio Consejo de Administración de la misma.
c) La auditoría social, realizada por expertos independientes externos que evalúan las políticas de la empresa en aspectos tales como precios, salarios, investigación y desarrollo, publicidad, relaciones públicas, humanas o con la comunidad, etc.
d) Formación de directivos, que a pesar de poseer habitualmente un alto nivel educacional, es necesario que entiendan de forma más completa sus propias funciones en la sociedad, los problemas gubernamentales, las relaciones internacionales o la naturaleza de los grandes movimientos sociales por ejemplo.
e) Una mayor publicidad de los negocios, para eliminar la habitual atmósfera de misterio y secreto que rodea a los asuntos de negocios, instaurando las bases del principio de transparencia que caracteriza el comportamiento socialmente responsable en la actualidad.
f) Desarrollo de códigos de negocios, que contienen aquellas buenas prácticas empresariales dignas de imitar y que dan inicio a la redacción de códigos éticos, con contenidos más específicos y concretos relativos a cada organización.
g) Investigación en las Ciencias Sociales, relacionada con la necesidad de que la empresas destinen mayores recursos al desarrollo de investigaciones en aspectos como la sicología, sociología o economía, para formulación de normas para el buen desempeño social de las empresas.

De esta manera, el libro de Bowen se transforma en uno de los clásicos fundamentales de la literatura para la investigación de la temática de la responsabilidad social, especialmente en lo que se refiere al desarrollo histórico de este concepto, que nos ayuda a comprender de mejor manera alguna de sus expresiones actuales, y porque además los aportes de este autor se transforman en uno de los pocos aspectos en donde existe acuerdo entre los diferentes investigadores en el análisis de esta temática, dado que como he señalado en anteriores ocasiones, uno de las características propias de la responsabilidad social es la ambigüedad y desacuerdo en muchos de los aspectos que la constituyen como tema de investigación, lo que implica que este concepto se encuentre en constante evolución y debate.




Leer más...