En los últimos días también han sido publicados los resultados del Academic Ranking of World Universities (ARWU) más conocido como el "Ranking de Shanghai", desarrollado anualmente desde el año 2003 por la Shanghai Jiao Tong University, y que clasifica a las universidades a nivel mundial en virtud de la excelencia de su investigación, mediante el análisis y clasificación de diversos factores, incorporando en su proceso a más de 1000 universidades en todo el orbe, elaborando un ranking con las 500 mejores.
Dicho ranking considera para su confección el análisis de seis indicadores para clasificar los niveles de excelencia en la investigación de las instituciones de educación superior: número de académicos y alumnos que han obtenido el premio nobel o la medalla Fields, número de investigadores altamente citados de acuerdo con Thompson Scientific, número de artículos publicados en las Revistas de Natura y Sciences, número de artículos indexados en Science Citation Index - Expanded y Social Sciences Citation Index, y finalmente el promedio per cápita de rendimiento con respecto al tamaño de la institución. El siguiente link permite acceder al sitio del ranking y el detalle de los resultados:
La distribución geográfica de las universidades mediante este ranking, nos muestra un clarísimo dominio de las universidades norteamericanas que cuentan con 152 instituciones dentro de las 500 mejores del ranking, 57 de ellas dentro de las 100 primeras, donde 8 de los 10 primeros lugares pertenecen a universidades de EE.UU., siendo la Universidad de Harvard la número 1 en la lista. Al analizar por zonas geográficas, Europa cuenta con 32 universidades en el top 100, siendo la mejor institución de educación superior europea la Universidad de Cambridge (Nº4 del ranking mundial); ninguna universidad española se encuentra dentro de las 100 primeras, y la mejor ubicada es la Universidad de Barcelona que se encuentra en el tramo 152-200, luego aparecen la Autónoma y Complutense de Madrid y la Universidad de Valencia en el tramo 201-302.
La primera universidad que no pertenezca a los EE.UU. o el Reino Unido dentro de las primeras posiciones del ranking es la Universidad de Tokio en el lugar Nº20, donde Asia en total cuenta con cinco universidades dentro de las 100 mejores.
En América Latina no hay universidades dentro del top 100, apareciendo la Universidad de Sao Paulo en el tramo 101-151 como la primera universidad de la Región en dicho ranking y la UNAM que aparece en el tramo 152-200 le sigue un poco más atrás. Respecto de las universidades chilenas, sólo la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Chile figuran en el tramo 402 al 501.
El ARWU también se estructura por áreas temáticas y tópicos específicos, donde nuevamente el dominio de la Universidad de Harvard es amplio, liderando los campos de las Ciencias Naturales y las Matemáticas, así como la Agricultura; Medicina y Farmacia; y las Ciencias Sociales; solamente el campo de la Ingeniería/Tecnología y Ciencias Computacionales es encabezado por otra Universidad, en este caso el MIT.
Año tras año estos rankings internacionales van adquiriendo cada vez más importancia y trascendencia para las universidades, tanto en el éxito de sus procesos de reclutamiento de estudiantes de pre y post grado o los más prestigiosos investigadores, como en la captación de recursos públicos y privados, transformándose en un poderoso aliado para las estrategias de marketing e imagen corporativa, aportando prestigio y recursos a las instituciones de educación superior que son consideradas en estos análisis.
Sin embargo, no es menos cierto que colocar la mirada en cuestiones como la cantidad de premios nobel que acumulan los estudiantes e investigadores de una universidad, puede tener un carácter más bien elitista para determinar la excelencia de una organización, o analizar sólo los aspectos vinculados al quehacer de la investigación que realiza una institución puede generar un análisis sesgado del quehacer universitario, ya que la misión de la universidad, como diría Ortega y Gasset, además de la producción de conocimiento también contempla a la formación de profesionales y la transmisión de la cultura de una sociedad, aspectos que regularmente no son tomados en cuenta por estos rankings.
En virtud de lo anterior, tal y como ha sido planteado en anteriores entradas en este blog, desde la perspectiva de la responsabilidad social universitaria, también sería conveniente valorar los esfuerzos que hace una universidad por acoger y formar en sus instalaciones a estudiantes de escasos recursos, el interés y esfuerzos que una institución de educación superior puede realizar para integrar a personas muchas veces ignorados o postergadas en el acceso a los estudios superiores, tales como discapacitados o adultos mayores, el grado de participación que los grupos de interés tienen en los procesos de toma de decisiones institucionales, o la efectividad de las estrategias utilizadas para garantizar o acelerar la inserción laboral de los egresados de cada universidad.
Sin lugar a dudas que estos aspectos no son tomados en cuenta por ningún tipo de ranking, y parafraseando a otro clásico de la literatura como Adam Smith, se extraña que aparezca esa mano invisible que corrija el mercado de la educación superior, que cada vez más se orienta y afana por complacer los aspectos vinculados a estos enfoques de la pseudo excelencia, descuidando otros aspectos que también son esenciales en el quehacer o misión de una universidad.
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