Durante los últimos días la prensa española ha prestado especial atención a la detención y posterior liberación de cuatro estudiantes que fueron identificados como algunas de las personas que ingresaron a la capilla existente en el campus Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid, y que realizaron una performance para protestar por el cierre de dicho recinto dentro del campus universitario, acciones que incluso han sido repudiadas desde el Ministerio de Educación.
Los hechos ocurridos hace más de una semana señalan que más de 70 personas ingresaron a la capilla ubicada en la Facultad de Psicología del Campus Somosaguas en Madrid, que además de la lectura de un manifiesto que rechazaba la presencia de dicho templo, rayado de muros exteriores con insultos, también incluyó el desnudo de algunas personas en el interior de dicho recinto. Protestas similares se han producido en Barcelona.
La edición online del diario El País de hoy titulado "La batalla laica se libra ahora en el campus", para recordar como en los últimos dos años a lo menos se ha debatido profundamente en la sociedad española respecto del rol que juega la iglesia católica en el ámbito educativo, especialmente lo relativo a la presencia de crucifijos en los recintos, pero también en el ámbito curricular.
El debate que se abre a partir de estos antecedentes si bien tiene que ver con la presencia de la Iglesia Católica en las universidades públicas españolas, plantea a mi juicio como tema de fondo la discusión respecto de cuestiones tales como la libertad religiosa o el laicismo en los campus universitarios, donde el respeto y la tolerencia debieran imperar como expresión de los valores universitarios más esenciales.
De esta forma, la presencia de las capillas al interior de los campus universitarios no parece ser el mejor indicador de estos valores, lo que en ningún caso quiere decir por ejemplo que se tengan construir templos en las universidades de cada una de las religiones que así lo soliciten, dado que existen los espacios dentro de cada ciudad para que se lleven a cabo estas actividades, la universidad tiene otros propósitos, lo cual no quiere decir que se deba respetar el que cada cual profese de manera libre y personal una determinada religión, o en su caso no siga creencia religiosa alguna, un debate que al parecer todavia tiene "mucho paño que cortar" dentro de la universidad española.
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