Actualmente no existe una definición única y aglutinadora del concepto de responsabilidad social universitaria, repitiéndose en cierta medida lo que sucede en la aplicación de este concepto a las empresas, existiendo diferentes definiciones en la literatura relativa a esta temática que orientan este concepto hacia elementos o aspectos disímiles, orientaciones en las cuales realizan algún énfasis especial acerca de la RSU, pero sobretodo intentan replicar casi con exactitud el modelo de responsabilidad social desarrollado para las empresas.
En relación con esta última cuestión, De la Cruz & Sasia (2008:23) advierten de los riesgos que implica forzar la aplicación de la responsabilidad social empresarial en las universidades: “la propia responsabilidad queda sometida al criterio de la utilidad y esta es una medida a la que es difícil ponerle un límite preciso en una institución universitaria […] entendida en este caso en términos estrictamente económicos, donde lo útil se identifica con lo económicamente rentable”, por lo que para estos autores la responsabilidad de la universidad se vincula con el poder de interacción y participación del quehacer universitario con las necesidades sociales en cuanto a reflexión ética que pueden aportar las universidades.
Así por ejemplo, Casani & Pérez (2009) ubican a la responsabilidad social como expresión de la “tercera misión” de las universidades, que relacionan al comportamiento socialmente responsable de estas instituciones con aspectos sociales, económicos, medioambientales, geográficos, políticos y de acción solidaria, aplicada como modelo o sistema de gobierno y gestión de las universidades que permita dar cuentas a las diferentes partes interesadas en el quehacer universitario sobre los impactos que las instituciones de educación superior tienen en la sociedad.
De acuerdo con Bowen (1984) los departamentos o escuelas universitarias en el marco del concepto de la responsabilidad social poseen dos grandes compromisos: uno técnico y otro moral. La responsabilidad técnica se traduce en proporcionar profesionales técnicamente competentes a la sociedad, bien entrenados, auto-disciplinados y con un claro interés por seguir aumentando su aprendizaje a lo largo de su vida. En cambio, la responsabilidad moral describe la formación de una persona con conocimientos y una cultura extendida, capaces de asumir el liderazgo de la sociedad ejerciendo una influencia constructiva en la comunidad y en la vida cívica.
No obstante, Van Ginkel (2002) plantea que como consecuencia de la aplicación del concepto de responsabilidad social en las instituciones de investigación científica y educación superior en el siglo XXI, es necesario que se revisen los currículos y materiales de aprendizaje en términos de formar ciudadanos globalizados orientados al desarrollo sostenible. En este sentido, planteamientos teóricos previos acerca de la universidad sustentable como los de van Weenen (2000), se transforman en un importante soporte teórico para orientar a las instituciones de educación superior hacia estos temas, reconociendo al desarrollo sostenible como uno de los mayores desafíos para las universidades en el presente siglo.
De esta manera, según Arana et al (2008:219) la responsabilidad social universitaria debe ser entendida como “el compromiso que tiene la institución de difundir y poner en práctica un conjunto de conocimientos y valores en la formación profesional, en los procesos de investigación, innovación y proyección social, funciones que deben estar enfocadas a la solución de problemas sociales”. Sin duda que el debate continúa abierto a la espera de nuevas aportaciones que permitan en la medida de lo posible alcanzar un mayor esclarecimiento del concepto de responsabilidad social aplicado a las universidades.
En relación con esta última cuestión, De la Cruz & Sasia (2008:23) advierten de los riesgos que implica forzar la aplicación de la responsabilidad social empresarial en las universidades: “la propia responsabilidad queda sometida al criterio de la utilidad y esta es una medida a la que es difícil ponerle un límite preciso en una institución universitaria […] entendida en este caso en términos estrictamente económicos, donde lo útil se identifica con lo económicamente rentable”, por lo que para estos autores la responsabilidad de la universidad se vincula con el poder de interacción y participación del quehacer universitario con las necesidades sociales en cuanto a reflexión ética que pueden aportar las universidades.
Así por ejemplo, Casani & Pérez (2009) ubican a la responsabilidad social como expresión de la “tercera misión” de las universidades, que relacionan al comportamiento socialmente responsable de estas instituciones con aspectos sociales, económicos, medioambientales, geográficos, políticos y de acción solidaria, aplicada como modelo o sistema de gobierno y gestión de las universidades que permita dar cuentas a las diferentes partes interesadas en el quehacer universitario sobre los impactos que las instituciones de educación superior tienen en la sociedad.
De acuerdo con Bowen (1984) los departamentos o escuelas universitarias en el marco del concepto de la responsabilidad social poseen dos grandes compromisos: uno técnico y otro moral. La responsabilidad técnica se traduce en proporcionar profesionales técnicamente competentes a la sociedad, bien entrenados, auto-disciplinados y con un claro interés por seguir aumentando su aprendizaje a lo largo de su vida. En cambio, la responsabilidad moral describe la formación de una persona con conocimientos y una cultura extendida, capaces de asumir el liderazgo de la sociedad ejerciendo una influencia constructiva en la comunidad y en la vida cívica.
No obstante, Van Ginkel (2002) plantea que como consecuencia de la aplicación del concepto de responsabilidad social en las instituciones de investigación científica y educación superior en el siglo XXI, es necesario que se revisen los currículos y materiales de aprendizaje en términos de formar ciudadanos globalizados orientados al desarrollo sostenible. En este sentido, planteamientos teóricos previos acerca de la universidad sustentable como los de van Weenen (2000), se transforman en un importante soporte teórico para orientar a las instituciones de educación superior hacia estos temas, reconociendo al desarrollo sostenible como uno de los mayores desafíos para las universidades en el presente siglo.
De esta manera, según Arana et al (2008:219) la responsabilidad social universitaria debe ser entendida como “el compromiso que tiene la institución de difundir y poner en práctica un conjunto de conocimientos y valores en la formación profesional, en los procesos de investigación, innovación y proyección social, funciones que deben estar enfocadas a la solución de problemas sociales”. Sin duda que el debate continúa abierto a la espera de nuevas aportaciones que permitan en la medida de lo posible alcanzar un mayor esclarecimiento del concepto de responsabilidad social aplicado a las universidades.
2 comentarios:
Buena tarde, Ricardo. Me place encontrar su blog. El tema que expone es trascendental en este momento para la humanidad. Estoy haciendo un trabajo sobre el impacto que han generado las Instituciones de Educación Superior desde la RSCU en el desarrollo sostenible y sustentable de Cali, una ciudad colombiana que presenta serios problemas ambientales. Me encuentro en la encrucijada de cómo hacer el análisis cualitativo. Usted ha sido de gran ayuda. A propósito, le comento que el grupo al que pertenezco construyó el concepto de RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA UNIVERSITARIA porque consideramos que la Institución educativa es una organización que presta un servicio. Traté de bajar el software Atlas pero no fue posible, tengo restricciones en este PC. Gracias por la información clara y concisa que presenta en su blog.
De nada Ana, la idea del blog es compartir información sobre la RSU. En el año 2013 tuve la oportunidad de visitar Cali por un proyecto de investigación que tenía en ese momento. éxito en tu trabajo, saludos.
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