domingo, 21 de febrero de 2010

La innovación y la transferencia tecnológica: rol de las universidades en la triple hélice.

Actualmente, la innovación y la transferencia tecnológica tiene como escenario el desarrollo de la triple hélice, concepto utilizado para identificar la estrecha relación entre las actividades cognitivas, empresariales y los incentivos gubernamentales que facililan la generación de conocimiento aplicado, lo que establece como actores principales de la propuesta de la triple hélice a la universidad, la empresa y el Estado.
De acuerdo con Henry Etzkowitz autor de este modelo, es posible distinguir cuatro etapas en su implementación: (1) Transformación interna en cada una de las hélices; (2) Influencia de una hélice sobre otra; (3) Creación de una nueva superposición de redes y organizaciones trilaterales a partir de la interacción entre las tres hélices; y (4) Capitalización del conocimiento que transforma tanto el modo en que los científicos académicos ven los resultados de sus investigaciones como el papel de la universidad respecto a la industria y al gobierno.
El creciente aumento en la relación entre las instituciones de educación superior y las empresas, especialmente en lo que se refiere a la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), muestran como el mercado se ha transformado en los últimos años en un importante actor en vida de las universidades junto con el Estado y la Sociedad.
De esta forma, la industria adquiere una fuerte ascendencia especialmente de las finanzas de las universidades, a través de la transferencia de tecnología por las cuales las instituciones de educación superior obtienen ingresos para financiar su quehacer mediante la venta de servicios.
La universidad emprendedora, aparece como resultado de la evolución de las instituciones de educación superior, específicamente respecto de la ampliación de la misión de la universidad relacionada con la docencia e investigación, hacia una tercera misión relacionada concretamente con el fomento del desarrollo económico y social de su entorno.
Dicha evolución aparece vinculada al hecho de que las universidades, comienzan a plantearse como uno de sus desafíos la creación de estructuras para comercializar el conocimiento que producen, mediante la asociación con las empresas e incluso creando sus propias empresas (spin-off).
La transferencia tecnológica entre la universidad y la industria, es una de las manifestaciones más importantes de la economía del conocimiento en la educación superior, lo que obliga a replantear el papel de la universidad como agente fundamental en la generación de nuevos conocimientos, así como crear estructuras que favorezcan la transformación de los dos lenguajes, el académico y el empresarial, situación que sin lugar a dudas plantea la necesidad de incorporación de cambios profundos en los modelos de universidad tradicionalmente conocidos.
Algunos de los principales indicadores estructurales de la convergencia de la universidad desde un modelo clásico, hacia la universidad emprendedora son entre otros: los Centros de Investigación e Institutos Universitarios, Centros y Parques Tecnológicos, Parques Científicos, Incubadoras de empresas de base tecnológica o los Centros de Valoración de la propiedad intelectual e industrial.
De esta forma, mediante la triple hélice del conocimiento e innovación, las universidades se abren a explorar ámbitos que hasta hace un par de décadas aparecían como lejanos tanto en su léxico como en su quehacer, pero que hoy aparecen continuamente como parte integral de su misión, como complemento de la formación profesional y la investigación básica.

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