sábado, 25 de junio de 2011

El thriller de las universidades públicas chilenas.

Ayer, unos tres mil estudiantes universitarios, apelando a una enorme dosis de creatividad, coordinación, pero sobretodo un gran compromiso con la demanda de gratuidad de la educación universitaria en Chile, se reunieron frente al Palacio de Gobierno para manifestarse de una manera artística y pacífica, pero con un profundo mensaje respecto de cuál es la actual situación del sistema universitario chileno.



Durante las últimas semanas, gran parte de los campus de las universidades estatales chilenas permanecen en toma o movilizados por los estudiantes, como medida de presión para obtener respuesta a sus demandas, que se concentran especialmente en el fin al lucro de la educación en general, pero especialmente en este caso respecto de los altos aranceles que sus familias deben pagar, a causa del escasísimo financiamiento que el Estado chileno entrega a las universidades estatales, que en promedio solamente alcanza al 10%.



Cabe recordar que este año, se cumplen 30 años desde la última gran Reforma Universitaria en Chile realizada en 1981, aquella que entre otras cuestiones regionalizó a las universidades y que permitió el funcionamiento de las universidades privadas en el país, las que se supone son sin fines de lucro.



Lamentablemente, de acuerdo con las propuestas emanadas desde el Ministerio de Educación estos últimos días, el tema de fondo de este movimiento social acerca del fin del lucro en la educación en Chile, o si usted lo prefiere, que el Estado realice un decidido aumento del financiamiento estatal a las escuelas, liceos y universidades estatales no será abordado, siendo especialmente clarificadoras algunas de las declaraciones del Ministro de Educación sr. Joaquín Lavín respecto del tema del lucro en el sistema universitario chileno.



Sin embargo, el problema del lucro en la educación universitaria en particular, pero tampoco en el resto de los niveles de la educación en Chile en general, no tiene un claro eco en la agenda de la clase política chilena en general, debido a que desde la entrada en vigencia de las universidades privadas sin fines de lucro en Chile en 1981, muchos políticos tanto de la Concertación como del actual Gobierno tienen una importante participación capitalista en dichas instituciones, lo que hace que muestren un evidente desinterés por introducir cambios profundos en el sistema universitario, especialmente a nivel legislativo, o asuman una clara postura en defensa de esta situación, siendo más bien habitual observar su absoluto silencio respecto del tema.



Otro de los ejes centrales de las demandas de los universitarios chilenos, se concentra en el alto endeudamiento que adquieren por el hecho de estudiar una carrera de pregrado, situación que en un importante número de casos deben solventar durante largos años después de titulados, cuando no han logrado obtener una beca y en contrapartida, han tenido que optar por alguna de las diferentes formas de crédito que actualmente se encuentran disponibles en el sistema, y que curiosamente tienen en la Banca privada a uno de sus principales beneficiarios.



Así las cosas, incluso desde el extranjero se formulan importantes críticas y observaciones respecto de las falencias del sistema universitario chileno, en este caso por ejemplo las emanadas desde el Informe de la OCDE sobre la Educación Superior en Chile, publicado el año pasado.



En conclusión, parece evidente que el sistema universitario chileno necesita urgentemente una nueva Reforma, esta vez orientada a resolver sus problemas de fondo, a nuestro juicio priorizando dos grandes aspectos dentro de las múltiples falencias respecto de las cuales actualmente se plantean demandas:

1. Aumento del financiamiento del Estado a las universidades públicas, que permita reducir los altos aranceles que éstas cobran para poder autofinanciarse, lo que a su vez disminuirá la elevada carga económica que significa para los estudiantes y sus familias financiar los estudios universitarios, especialmente en el caso de quienes tienen menores ingresos.

2. Mejoramiento del sistema de fiscalización, y por ende mayor transparencia en dos elementos centrales del sistema universitario chileno: a) Control del lucro en las universidades privadas; y b) la calidad de la formación y los servicios que las universidades chilenas en general ofrecen a sus estudiantes, esto último a pesar de la existencia de un sistema nacional de acreditación de universidades y programas de pre y postgrado, coordinado por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) el cual creemos que a partir de su asignación a Agencias Acreditadoras privadas, transformó este proceso en un nuevo negocio dentro del sistema de Educación Superior en Chile.


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